Comentario
La base económica del Tahuantinsuyu estaba constituida por la explotación de los recursos naturales, cuyo producto se destinaba al mantenimiento de la población, tendiendo a conseguir además excedentes que, rigurosamente administrados, servían como base para atender a las necesidades de un Estado militarista cuya infraestructura requería constantemente el esfuerzo de una energía humana que, a su vez, necesitaba de esos excedentes para asegurar el perfecto funcionamiento del sistema. La fuerza de trabajo, el medio de producción, era la masa de Hatun runa, cuyo esfuerzo perfectamente reglamentado como tributo que se debía al Estado fue suficiente para soportar esas necesidades crecientes de un Imperio en constante expansión.
El sistema de la división tripartita de esas tierras exigía la reglamentación de los sistemas de trabajo que las ponían en explotación. Para las del pueblo era fundamental garantizar la equidad en el reparto de las parcelas y su adjudicación a cada familia. La unidad de cultivo para ellas era el tupu, de extensión variable según la calidad del terreno. El tupu, para Louis Baudin, no se ajustaba a unas medias fijas; era "simplemente el lote de tierra necesario para el mantenimiento de un matrimonio sin hijos".
El reparto del suelo era solamente en usufructo y se efectuaba periódicamente, cuidando de que cada familia tuviera acceso, dada la diferente calidad de ésta, a tierra de donde se pudieran obtener todos los alimentos necesarios para su sustento. Los lotes no podían ser cambiados ni, por supuesto, vendidos. Una vez repartido el suelo cultivable, la comunidad atendía a su puesta en explotación mediante el sistema del ayni, trabajo comunitario que se regía mediante un sistema de reciprocidad, que comprendía básicamente las actividades agrícolas, aunque también implicaba la construcción de la casa de cada nueva pareja. Este sistema de reciprocidad local, el ayni, implicaba la obligación para el dueño de la parcela que trabajaba toda la comunidad de alimentar a todos los que colaboraban con él mientras duraba el trabajo.
Con esta reglamentación del ayni y con el acceso a los recursos de la tierra y a los medios de producción representados por el trabajo de todos sus miembros, las comunidades, como las familias, tenían asegurada su autosuficiencia económica.